sábado, 10 de abril de 2010

Capítulos 1 - 8

Soy Sancho, soy un labrador que vive en la Mancha y soy vecino del hidalgo Alonso Quijana y les voy a contar mis aventuras con este hidalgo. Todo comenzó una noche en la que vi al cura y al barbero haciendo una fogata inmensa con un montón de libros que por cierto el barbero no me agrada. Esto me pareció muy bruto ya que me los pudieron haber dado a mi o a otras personas para leerlos aunque con costos leo una pagina. La verdad no sabia porque lo hacían. Después de esto me fui a mi casa para dormir porque venia de mi trabajo y estaba cansado. Antes de ir a dormir fui comer un poco, la verdad un pocote, porque no me puedo dormir con el estomago vacío. Después de unas lunas fui a visitar a mi vecino porque había oído que estaba muy mal. Al llegar lo encontré en un estado, que no desearía estar así que Dios me cuide. Alonso estaba deprimido y sin animo. Luego de hablar un rato y contarme su historia, me pidió que fuera su escudero (o algo así) y que fuéramos a buscar aventuras por el mundo y a salvar personas que ocupen ayuda. Pero Don Quijote (que así se decía llamar el) me prometio que me haría gobernador de una ínsula que el mismo conquistaría para mi. Después de que me dijo esto cambie de opinión ya que me imaginaba a mi, a mi esposa y a mis hijos felices viviendo en un castillo, así que acepte ser su escudero. Entonces en la madrugada, yo sin decirle nada a mi esposa e hijos para no preocuparlos me fui con el caballero don Quijote a buscar aventuras y a pasear por el mundo.

Mientras íbamos caminando, don Quijote me explico varias cosas como lo de la ínsula y que yo
no podía ayudarla mientras peleaba contra otro caballero. Después de caminar vario rato llegamos a un campo lleno de molinos, la vista era muy bonita. Pero de la nada Alonso me empezó a decir: "esta en sin duda una gran aventura, Sancho te mostrare mi fuerza y astucia al vencer a estos gigantes". Yo tratando de hacerlo razonar le explique que no eran mas que simples molinos de viento, pero el decía que eran gigantes y que las aspas eran sus grandes manos una pura hablada que aveces ni yo entendía. Pero siguió de terco y cuando lo vi fue que se monto en su rocín y comenzó a cabalgar. De repente había chocado contra el molino y su lanza se había roto, el y Rocinante estaban tirados en el suelo. En ese momento pensé en decirle: te lo dije pero se podía enojar conmigo y no hacerme gobernador mas tarde. Cuando se puso de pie me dijo que había sido el mismo brujo que se había llevado sus libros el que había convertido a los gigantes en molinos seguramente para no quedar mal, en esta parte me contuve un poco la risa porque me pareció muy tonto. Yo por no contradecirlo solo lo ayude y seguimos nuestro camino. Cada vez me parecía mas cuerdo este bendito hidalgo.

Mientras caminábamos le comente mas sobre mi futura ínsula. Al cabo de otro rato nos encontramos frente a un carruaje el cual llevaba a una princesa adentro y dos frailes adelante que nada tenían que ver con el carruaje. Sin embargo, mi amo dijo y juro que era que llevaban capturada a esa princesa así que según el se fue a defender a la princesa. Ya sinceramente estaba cansado de estas aventuras pues solo dejaban cosas malas y yo creo que este hidalgo simplemente se quiere hacer el héroe. Pero no importa todo esfuerzo tiene su recompensa porque voy a ser gobernador de una ínsula, que emoción y al fin voy a poder comer todo lo que quiera de todos modos esta aventura para mi fue muy breve ya que apenas fui a recoger las pertenencias del hombre que mi amo habia tirado, ya que el me explico que lo debía hacer, vinieron dos mozos que aunque les explique lo que hacia creyeron que estaba desnudando al fraile y me dieron una paliza. Lo ultimo que recuerdo es a mi amo peleando contra un vizcaíno y encomendando a su amada, Dulcinea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario