

domingo, 24 de octubre de 2010
La busqueda de Dulcinea (cap 10)

La búsqueda sin frutos (cap 9)
Entramos al pueblo de la amada de mi amo y yo todavía estaba con los nervios de punta. Me pidió que lo guiara en la búsqueda de su palacio pero le dije que la había visto en una casa pequeña y me dijo que estaba retirada. No entiendo como a mi amo se le ocurren tantos disparates. Trate de convencerlo de volver en la ma;ana pero no me hizo caso así que nos pusimos a buscar. Según el me guio a un castillo pero resulto no ser mas que la Iglesia. En serio ya estaba cansado de su necedad. Como se iba a enamorar de su doncella con solo haber oido de ella. Acabe me dio confesandole que no sabia donde vivia ya que le dije que la respuesta de la carta y todo eso había sido también por voces. Gracias a Dios aparecio un labrador caminado con sus mulas. Mi amo le pregunto por Dulcinea pero dijo que era nuevo en el pueblo pero que de seguro sus amos nos sabrian decir. No se si el labrador haya pensado algo de nosotros por estar a estas horas en la calle pero de seguro si porque rapidito se fue. Al fin pude convencer a mi amo de volver en la ma;ana así que nos fuimos al bosque para yo volver en a primera hora en busca de Dulcinea
Caminando hacia Toboso (cap 8)
Por dicha Sanson se fue porque a pesar de su ayuda ya me tenia harto. Mi amo quería ir a ver a su amada para pedirle la bendicion para seguir buscando aventuras. Esto me alarmo demasiado ya que yo nunca le había entregado la carta a Dulcinea y no sabia ni como era ni donde vivía. Le trate de meter tema pero todo lo que le trate de decir me lo contradijo. Vieran que pena, pero por dicha cambiamos de tema. Me comenzó a hablar sobre la fama que habían alcanzado algunas personas algo que no me espere de el ya que sus objetivos eran ayudar a los menesterosos pero se echo al agua también quiere fama. Después de hablar un rato y yo hacerle unas preguntas le propuse hacernos santos ya que todas sus conversaciones hablaban de santos que ahora tenían sepulturas magnficas pero no me insistio que el oficio de la caballería era mas digno. Hablando de estas y otras cosas se nos paso rápido el camino. Me sentia muy feliz porque estas conversaciones me recordaron a los ambientes de antes. Llegamos de noche al Toboso y claro yo me estaba muriendo de los nervios…